Es imposible encontrar un hombre que no tenga un sueño de utopía…de un mundo que sea mejor…más humano…más hermoso…más amoroso; un mundo sin conflictos, guerras, discriminaciones…un mundo sensible…compasivo…comprensivo.
Todo ser humano lleva el sueño en un rincón de su conciencia. Y esto no es un fenómeno nuevo.
Desde el principio el sueño ha estado presente en la humanidad, y se han fallado, no por una dificultad intrínseca sino por el vasto mundo que te rodea. Tus sueños no están en sintonía con los intereses creados del mundo, y estos son muy poderosos…inmensamente poderosos.
El soñador es muy delicado…muy frágil, igual que su sueño….
Es mejor continuar soñando con una humanidad mejor que instalarse en la tristeza y el pesimismo…
Tenemos que hacer todos los esfuerzos para cambiar el significado de la palabra utopía.
El significado de la palabra utopía es aquello que nunca sucede, y estamos decididos a cambiar su significado. Estamos comprometidos con la idea de que la utopía es aquello que puede suceder.
Debe cambiar totalmente la antigua definición.
La utopía es el verdadero corazón de los seres humanos.
Un hombre que no sueñe con un mundo mejor no es un hombre, es un desierto…
No estamos interesados en ir al paraíso; estamos interesados en hacer que el paraíso venga acá.
Todo depende de nuestro amor…de nuestro silencio…de nuestra paz…de nuestra meditación y de estar despiertos y alertas para no caer en la trampa de los intereses creados.
No estoy a favor de postergarlo, ni siquiera para mañana…
Lo que se pueda hacer, hay que hacerlo ahora.
No traiciones la tierra…no traiciones el presente.
No traiciones tu sueño…tu sueño es tu alma…
Sé claro en tu visión…sé consciente en tus esfuerzos.
El sueño está teniendo raíces y espero que pronto veamos las flores: no están lejos.
NO HAY ATAJOS
Hay algo que debe recordarse respecto a la meditación: es un camino largo y no hay atajos.
Es un viaje largo, porque el cambio es muy profundo y se le alcanza después de muchas vidas, muchas vidas de hábitos rutinarios…pensando…deseando…
Y la estructura de la mente: debes tirarla mediante la meditación. De hecho es casi imposible, pero sucede. Un hombre convirtiéndose en un meditador: es la responsabilidad más grande del mundo, no es fácil.
Esto no puede ser algo instantáneo.
De manera que desde el principio no comiences a esperar demasiado, y nunca te sentirás frustrado. Siempre estarás contento, por las cosas crecerán muy despacio.
La meditación no es una flor de estación que aparece en un plazo de seis semanas.
Es un árbol muy, muy grande…necesita tiempo para extender sus raíces.
Cuando la meditación florece, simplemente no hay nadie que tome nota de esto, nadie que reconozca este estado, nadie que diga: “Sí, esto ha ocurrido”. Apenas dices: “Sí, esto ha ocurrido”, ya se ha perdido.
Cuando la meditación está realmente ahí…un silencio te invade…sin ningún sonido…una gracia palpita…
Hay armonía. Pero no hay nadie para tomar nota de esto.
OBSERVA LOS OJOS DE LOS NIÑOS
Meditación es un estado de no-mente. Meditación es un estado de conciencia pura, sin contenido.
Por lo regular, tu conciencia está demasiado llena de basura, igual que un espejo cubierto de polvo.
La mente es un tráfico constante: los pensamientos se están moviendo…los deseos se mueven…los recuerdos se mueven…las ambiciones de mueven. ¡Es un tráfico constante…! Día tras día.
Aun cuando duermes sigue inmersa en los pensamientos, aún sigue inmersa en preocupaciones y ansiedades.
Se está preparado para el día siguiente: está ocurriendo una preparación subterránea.
Este es el estado de no-meditación.
Justo lo opuesto de lo que es la meditación: cuando no hay tráfico y el pensamiento se ha detenido…los pensamientos no se mueven…los deseos no se agitan y te encuentras en completo silencio.
Ese silencio es meditación. Y es en ese silencio que la verdad es conocida…nunca de otra manera.
La meditación es un estado de no-mente…no puedes encontrar la meditación a través de la mente, porque la mente se va a perpetuar a sí misma.
Sólo te será posible encontrar la meditación si colocas la mente a un lado…permaneciendo sereno…indiferente, sin identificarte con la mente; viendo la mente pasar, pero no identificándote con ella, no pensando que “Yo soy ella”.
Meditación es la conciencia de que: “Yo no soy la mente”.
Cuando esta conciencia entra más y más profundo en ti…lentamente, aparecen unos pocos momentos…momentos de silencio…momentos de espacio puro…momentos de transparencia…momentos en los que nada se agita en ti y todo está quieto…en estos momentos de quietud sabrás quién eres…y conocerás el misterio de esta existencia.
Llega un día ¡un día de grandes bendiciones! En el que la meditación se convierte en tu estado natural.
La mente es algo antinatural; nunca se transforma en tu estado natural. Pero la meditación es un estado natural, que has perdido. Es un paraíso perdido, pero el paraíso puede ser recuperado.
Observa los ojos de los niños…mira y encontrarás tremendo silencio e inocencia…
Cada niño viene en estado meditativo, pero debe ser entrenado en la forma de funcionar de la sociedad. Debe aprender cómo pensar, cómo calcular, cómo razonar, cómo discutir; debe aprender palabras, lenguaje, conceptos…y lenta…lentamente, pierde contacto con su propia inocencia.
La sociedad lo contamina, lo corrompe…se transforma en un mecanismo eficiente; deja de ser un hombre.
Todo lo que necesita es recuperar ese espacio una vez más.
Lo has conocido antes; así que cuando conozcas la meditación por primera vez te sorprenderás, pues surgirá en ti una clara sensación de haberla conocido antes. Y esa sensación es real: la has conocido antes…la has olvidado.
El diamante está perdido entre montones de basura…pero si puedes removerla, encontrarás el diamante nuevamente: es tuyo. En realidad, no se puede perder, sólo puede ser olvidado.
Nosotros nacemos como meditadores, y después aprendemos las formas de obrar de la mente…pero nuestra naturaleza real permanece escondida en algún lugar, en lo profundo como una corriente subterránea.
Cualquier día, una pequeña excavación y vas a encontrar la fuente fluyendo…la fuente de aguas frescas. ¡Y la alegría más grande en la vida es encontrarla!
LA CONCENTRACIÓN ES HUMANA
LA MEDITACIÓN ES DIVINA
Meditación no es concentración. En la concentración existe un Yo concentrándose y hay un objeto sobre el cual se ejerce la concentración. Hay una dualidad.
En la meditación no hay nadie adentro y nada afuera. No es concentración.
No hay división entre lo de adentro y lo de afuera…lo interno fluye y fluye hacia lo externo, lo externo fluye y fluye hacia lo interno.
La demarcación, el límite, el borde, ya no existe.
Lo interno está afuera, lo externo está adentro: es una conciencia no dual.
La concentración es una conciencia doble; es por eso que produce cansancio; es por eso que cuando te concentras te sientes exhausto.
No te puedes concentrar durante las veinticuatro horas; tendrás que tomar vacaciones para descansar.
La concentración jamás se podrá convertir en tu naturaleza.
La meditación puede convertirse en algo constante durante veinticuatro horas, día tras día, año tras año…
Puede transformarse en la eternidad…Es la relajación en sí misma.
La concentración es un acto, un acto de la voluntad.
La meditación es un estado de no voluntad, un estado de inacción…es relajación.
Sencillamente, uno se ha dejado caer en su propio ser, y ese ser es el mismo que el ser del Todo.
En la concentración, tu mente funciona a partir de una conclusión: estás haciendo algo… la concentración surge del pasado.
En la meditación no hay una conclusión detrás, no estás haciendo algo en particular, estás simplemente siendo.
Esto no tiene pasado, el pasado no lo ha contaminado.
No tiene futuro, está desprovista de todo futuro…es lo que Lao Tzu ha llamado: wu wei: acción a través de la inacción.
Es lo que los maestros Zen han estado diciendo:
“Sentado en silencio
sin hacer nada,
llega la primavera
y la hierba crece por sí sola”,
Recuerda: “por sí sola”, nada se está haciendo…no estás tironeando la hierba hacia arriba. La primavera llega y la hierba crece por sí sola.
Ese estado, cuando permites que la vida siga su propio camino…cuando no lo quieres dirigir…cuando no quieres ejercer ningún control sobre ella, cuando no estás manipulando…cuando no estás forzando en ella ninguna disciplina…ese estado de pura espontaneidad indisciplinada es la meditación.
La meditación es en el presente, puro presente.
Meditación es inmediatez.
No puedes meditar: puedes estar en meditación…no puedes estar en concentración, pero te puedes concentrar.
La concentración es humana, la meditación es divina.

No hay comentarios:
Publicar un comentario