...Relaciones kármicas
En este contexto, quisiera decir algo acerca de las ‘relaciones kármicas’. Me refiero a relaciones entre personas que se han conocido en otras vidas y que han experimentado intensas emociones con relación a uno y otro. El rasgo característico de una relación kármica es que las parejas llevan dentro emociones irresueltas, tales como culpa, miedo, dependencia, celos, ira o algo similar. Debido a esta ‘carga’ emocional irresuelta, ellos se sienten atraídos uno al otro en otra encarnación.
La finalidad del encuentro reiterado es proveer de una oportunidad para resolver el problema inminente. Esto sucede recreando el mismo problema en un corto período de tiempo. Cuando ellos recién se encuentran, los ‘jugadores’ kármicos sienten un apremiante impulso a estar más cerca uno del otro, y después de algún tiempo ellos comienzan a repetir sus viejos patrones emocionales del rol. Ahora se ha establecido el escenario para enfrentar otra vez los viejos problemas y tal vez manejarlos de un modo más iluminado. El propósito espiritual del encuentro reiterado es que ambos en la pareja hagan otras elecciones diferentes a las que han hecho durante aquella vida anterior.
Voy a dar un ejemplo aquí. Imaginen una mujer quien, en una vida previa, tuvo un marido que era totalmente posesivo y dominante. Por un tiempo ella aceptó esto, pero llegado un cierto punto ella decidió que era suficiente y rompió la relación. Más tarde el marido se suicida. La mujer siente remordimiento. Ella cree que es culpable. ¿No debería ella haberle dado a él otra oportunidad? Ella acarrea este sentimiento de culpa por el resto de su vida.
En otra vida ellos se vuelven a encontrar. Hay una singular atracción entre ellos. Al principio, el hombre es excepcionalmente encantador y ella es el centro de su atención. Él la adora. Comienzan una relación. A partir de entonces él se vuelve cada vez más celoso y posesivo. Él sospecha adulterio por parte de ella. Ella se halla a sí misma en una disputa interior. Ella está enfadada y perturbada a causa de que él la acuse equivocadamente, pero ella también siente una extraña obligación a ser indulgente y a darle a él otra oportunidad. Él es un hombre herido, ella piensa, él no puede ayudar en esto ya que tiene este temor a ser abandonado. Tal vez yo pueda ayudarle a superarlo. Ella justifica su comportamiento de este modo pero en realidad ella permite que sus límites personales sean violados. La relación afecta negativamente su autoestima.
La elección más liberadora para la mujer habría sido ahora romper la relación y seguir su propio camino sin sentirse culpable. El dolor y miedo del marido no son su responsabilidad. El dolor del marido y la sensación de culpa de ella los han llevado a una relación destructiva. Su relación ya estaba cargada emocionalmente a causa de una vida anterior. El significado del encuentro repetido es que la mujer debe aprender a dejar que las cosas prosigan sin sentimientos de culpa y que el hombre debe aprender a sostenerse por sus propios pies emocionalmente. Por lo tanto la única solución real es romper la relación. La solución para el karma de la mujer es finalmente soltar su sensación de culpa. El ‘error’ que ella comete en su vida anterior no fue que ella abandonó a su marido sino que ella se sintió responsable por su suicidio. La partida de su esposa en esta vida confrontaría al marido nuevamente con su propio dolor y temor y esto le ofrecería a él una nueva oportunidad de enfrentar estas emociones en lugar de escapar de ellas.
Pueden reconocer un encuentro kármico por el hecho de que ustedes inmediatamente sienten a la otra persona extrañamente familiar. Con mucha frecuencia también existe una atracción mutua, algo apremiante ‘en el aire’, que los impulsa a estar juntos y a descubrirse. Si se da la oportunidad, esta fuerte atracción puede llegar a convertirse en una relación de amor o en una agobiante ‘pasión’. Las emociones que experimentan pueden ser tan abrumadoras que ustedes piensan que han encontrado a su alma gemela. Sin embargo, las cosas no son como parecen. Siempre habrá problemas en este tipo de relaciones, que tarde o temprano emergerán. A menudo, las parejas terminan involucrándose en un conflicto psicológico que tiene poder, control y dependencia como ingredientes principales. Por esto ellos repiten una tragedia que su subconsciente reconoce de una vida anterior. En una vida pasada ellos podrían haber sido amantes, padre e hijo, jefe y subordinado, u otro tipo de relación. Pero ellos siempre han tocado un profundo dolor interno en el otro, por actos de infidelidad, abuso de poder o, por otro lado, también un fuerte cariño. Ha habido un profundo encuentro emocional entre ellos el cual ha dejado profundas cicatrices y trauma emocional. Es por esto que las fuerzas de atracción así como también la repulsión pueden ser tan violentas cuando ellos se encuentran otra vez en una nueva encarnación.
La invitación espiritual a todas las almas que están energéticamente enredadas de este modo es dejar ir al otro y volverse una ‘entidad en sí misma’, libre e independiente. Las relaciones kármicas como han sido mencionadas aquí casi nunca son relaciones de larga duración, estables, amorosas. Son relaciones destructivas más que sanadoras. Muy frecuentemente, el propósito básico del encuentro es lograr soltarse uno del otro. Esto es algo que podría no haberse hecho en una o más vidas pasadas, pero ahora hay otra oportunidad para liberarse uno al otro en amor.
Si ustedes se hallan en una relación que está caracterizada por emociones intensas, que evoca mucho dolor y aflicción pero de la cual no pueden escaparse, por favor dense cuenta de que nada los obliga a estar con la otra persona. Además, comprendan que esas intensas emociones a menudo están más relacionadas con un dolor profundo que con amor mutuo. La energía del amor es esencialmente calma y pacífica, alegre e inspirante. No es opresiva, agotadora y trágica. Si una relación adquiere este rasgo, es tiempo de soltar más bien que de ‘trabajar en ella’ otra vez.
A veces, ustedes se convencen a ustedes mismos de que tienen que estar juntos porque ‘comparten karma’ y tienen que ‘salir bien de esto juntos’. Ustedes imaginan la ‘naturaleza del karma’ como un argumento para prolongar la relación, mientras que ambos siguen sufriendo inmensamente. En realidad, aquí están tergiversando el concepto de karma. Ustedes no solucionan juntos el karma: el karma es una cosa individual. El karma implicado en relaciones tales como la mencionada anteriormente a menudo requiere que ustedes liberen completamente, que ustedes se retiren de tal relación para poder experimentar que son una totalidad en sí mismo. Nuevamente, resolver karma es algo que ustedes hacen por su propia cuenta. Otra persona puede tocar o disparar algo dentro de ustedes que crea mucho drama entre ustedes. Pero sigue siendo su exclusiva tarea y desafío tratar con su propia herida interior, no con los problemas de la otra persona. Ustedes solamente tienen responsabilidad por ustedes mismos.
Es importante comprender esto porque es una de las principales trampas en las relaciones. Ustedes no son responsables de su pareja y él/ella no es responsable de ustedes. La solución a sus problemas no yace en el comportamiento de la otra persona. A veces están tan conectados al niño interior de su pareja, la parte emocionalmente herida dentro de él/ella, que sienten que ustedes son aquel que lo va a ‘salvar’. O su pareja puede estar tratando de hacer lo mismo con ustedes. Pero esto no va a funcionar. Ustedes estarán reforzando emociones de impotencia y de victimización en la otra persona, mientras que finalmente sería más provechoso si trazasen la línea y se apoyasen a sí mismo. Es su destino ser capaces de sentirse total y completo, enteramente por cuenta propia. Esa es la condición más importante para una relación verdaderamente satisfactoria.
Relaciones Sanadoras
Hay relaciones que son sanadoras y otras que son destructivas. Una característica de las relaciones sanadoras es que las parejas se respetan uno al otro como son, sin tratar de cambiar al otro. Sienten mucho placer en su mutua compañía, pero no se sienten intranquilos, desesperados o solos si el otro no está alrededor. En esta clase de relación, ustedes ofrecen comprensión, apoyo y aliento a su ser amado sin tratar de resolver sus propios problemas. Hay libertad y paz en la relación. Por supuesto, puede haber desacuerdos de vez en cuando, pero las emociones que surgen son efímeras. Ambos en la pareja están preparados para perdonar. Hay una conexión del corazón entre ellos como resultado de lo cual ellos no tomarán las emociones o errores de la otra persona como algo personal. Debido a que no dispara una capa más profunda de dolor, ellos no le dan mucha importancia a eso. Emocionalmente, ambos en la pareja son independientes. Ellos no toman su fuerza y bienestar de la aprobación o de la presencia de su compañero. Él o ella no siente un vacío en su vida sino que agrega algo nuevo y vital.
En una relación sanadora, las parejas pueden también conocerse uno al otro de una o más vidas pasadas. Pero en estos casos, casi nunca hay una carga emocional kármica como se describió anteriormente. Las dos almas pueden haberse conocido en una vida pasada de un modo que fue esencialmente alentador y sustentador. Como amigos, pareja o como padre e hijo, ellos se han reconocido uno al otro como compañeros de alma. Esto crea una unión indisoluble a lo largo de varias vidas.
Les daré otro ejemplo. Un hombre joven crece en una familia pobre en algún lugar en la Edad Media. Él es bondadoso y sensible por naturaleza y no concuerda muy bien con su ambiente. Su familia está formada por gente trabajadora, más bien gente dura que resta importancia a su naturaleza soñadora, ‘poco práctica’. Cuando es adulto entra a un monasterio. Él no es realmente feliz aquí tampoco, porque la vida está estrechamente regulada y hay poca calidez humana o compañerismo entre las personas que viven ahí. Sin embargo hay un hombre que es un poco diferente. Es un sacerdote que tiene un alto rango pero que no tiene aire de autoridad y quien está verdaderamente interesado en él. De vez en cuando él pregunta cómo están yendo las cosas y le asigna varios trabajos placenteros como jardinería. Cada vez que se miran hay entre ellos una sensación de reconocimiento, algo de la misma mentalidad. Hay una conexión silenciosa desde el corazón. Aunque ellos no se encuentran muy a menudo o hablan mucho, el sacerdote es una fuente de esperanza y de aliento para el hombre joven.
En una vida posterior este hombre es una mujer. Una vez más, ella tiene una naturaleza bondadosa y soñadora. Ella tiene dificultades en sostenerse por sí misma. Cuando es adulta ella se empantana en un matrimonio con un hombre que es autoritario y dominante. Al principio, ella se vio cautivada por su notable, poderoso carisma, pero más tarde se da cuenta de cómo su autoridad la limita y la oprime. Sin embargo, es muy difícil para ella poder liberarse de él. En su trabajo a veces ella habla del tema con un colega, un hombre algo mayor que ella. Él la alienta a sostenerse por sí misma y a permanecer fiel a sus propias necesidades. Cada vez que ella habla con él, ella intuitivamente sabe que él tiene razón. Luego, después de un gran conflicto interno, ella se divorcia de su marido. El contacto con su colega cambia ahora. Ella siente cariño por él. Él resulta ser soltero. Ella se siente tan cómoda con él que parece como si se conocieran desde hace siglos. Ellos comienzan una relación que es amorosa, relajada y alentadora para ambos. La simpatía que estuvo fluyendo entre ellos en una vida anterior ahora toma forma como una relación satisfactoria entre un hombre y su esposa.
Esta es una relación sanadora. La mujer ha tomado una decisión esencial al dejar a su marido y al elegir por ella misma. Con esto ella ha afirmado su independencia emocional. Esto ha creado las bases para una relación amorosa bien equilibrada con un alma conveniente....
Jeshua
Pamela Kribbe
Gracias por estar alli y que Dios los Bendiga. LO SIENTO POR FAVOR PERDONAME GRACIAS TE AMO
lunes, 22 de noviembre de 2010
domingo, 21 de noviembre de 2010
Un gran secreto: Simple. Alejandro Ariza.
Vivir una vida con sencillez y simpleza. Este es un gran desafío para nuestras costumbres, pero eso sí, una vez logrado, nos adentramos en el verdadero sendero de la felicidad. Hoy afirmo esto sin duda alguna.
En nuestra cultura actual, muchos de nosotros aprendimos a ser un triunfador, a ser una persona realmente exitosa por aquello que lográbamos. Una trampa más del Ego a fin de cuentas. Desde muy pequeños se nos enseñó a que ser el mejor era lo más importante y durante muchos años, varias figuras públicas y líderes de opinión han alimentado esta creencia. Tener más y demostrarlo, ese era el secreto del éxito. Incluso, hoy en día me alarmo ver cómo se siguen publicando libros y revistas en donde se le enseña a la gente a triunfar teniendo más y más. Acumulando riqueza como sinónimo de éxito. Y me alarma por lo que hoy compartiré contigo.
Por supuesto que no estoy peleado con la riqueza material, no en absoluto. De hecho, la genero, la disfruto y la comparto. Pero la gran diferencia consiste en vivir esa riqueza material con una Nueva Conciencia de dicha riqueza. Sabiendo que aún así, la vida puede ser sencilla y simple. Y es más, esa sencillez y simpleza entonces adquieren un sabor exquisitamente más saludable. Veamos por qué digo esto.
A lo largo de mis años de estudio en el apasionante mundo de la superación personal y el desarrollo humano, en todas, absolutamente en todas las personas que han sido verdaderamente exitosas, he observado que les caracteriza una gran capacidad para desprenderse de las cosas que tienen y una franca libertad en su vida, resultado de vivir con pocas o ninguna atadura material. Una de las más grandes manifestaciones de evolución espiritual en un ser humano, como estoy aprendiendo en mi vida actual y continúo es la capacidad de no necesitar nada. Y he aprendido que la sensación de necesitar es el resultado de querer tener más y mejores cosas. Ahí entra en juego otra vez nuestro ego. El ego, tan alimentado por la mercadotecnia y publicidad actuales, siempre quiere tener lo último, lo más moderno, lo más sofisticado, y así se sucede un juego de nunca acabar. Y lo que nunca acaba no es precisamente el juego, sino la ansiedad y preocupación que el juego genera. Tal vez por eso, las personas más espirituales que he conocido me han enseñado a no ver televisión ni alimentar mis pensamientos ni mi corazón con la enfermedad que genera el ego: ansiedad, preocupación y temor. Sino más bien todo lo contrario, me han enseñado a vivir una vida con mayor ligereza, con mayor simpleza, con mayor paz a fin de cuentas. Y es que, como lo he comentado en varias de mis publicaciones y conferencias, esa gran dualidad que vivimos: Ego-Espíritu, siempre nos hará buscar dos objetivos distintos. El ego busca Ganar. El espíritu busca Paz. Eso es todo. Y la diferencia en calidad de vida es tremendamente significativa.
Hace muchos años, cuando yo todavía no conocía varias verdades de esta Vida, confieso que era un digno representante de la sociedad de consumo actual. Cualquier amigo o amiga que tuve en mi pasado puede dar fe de lo que aquí expreso. Yo era una de esas personas que cuando salía al mercado una nueva computadora, con mejores funciones, con más velocidad en su procesador, con mucha mayor capacidad de memoria, de inmediato la compraba. Era la sensación que tanto disfrutaba mi ego de tener la mejor hasta el momento. No fue sino años mas tarde que descubrí que cada tres meses salía una computadora más sofisticada y con tecnología más avanzada. Así llegué a comprar cualquier cantidad que prefiero omitir. Y lo mismo me sucedía con el software de dichas computadoras. Siempre quería lo último, lo más reciente, lo mejor hasta el momento. Mucho, más y mejor, las tres Ms que generan ansiedad producida por nuestro ego. Luego de tantos cambios de computadoras en mi vida, llegué a una conclusión que todos estos cambios me generaron: vivía una acrecentada ansiedad. Yo era de esas personas que incluso dejé de dormir por toda la noche ¡y esto lo hice varias veces! hasta no ver funcionando perfectamente algo que había fallado en mi computadora. Todo el día siguiente era un auténtico zombie, con todas las nefastas consecuencias que esto acarreba. De hecho, ahora que te lo estoy confesando, hasta cierta pena me da. ¡Cuántos errores cometemos cuando no sabemos lo que verdaderamente importa en la Vida! Hoy, todavía me admiro que, habiendo mejores computadoras que la que tengo mucho mejores he preferido ya ni moverle. Aprendí que genera tanta angustia actualizarse en estos sistemas, como a un pez sacarlo del agua por varios minutos. La paz se pierde totalmente. Vamos, ni se puede hablar de paz cuando se vive bajo la prisión del ego, siempre queriendo mucho, más y mejor.
Hoy, me admiro que conociendo más y más de sistemas computacionales, he preferido solo observarlos, pero ya no adquirirlos. Hoy he aprendido a desprenderme de esa tonta necesidad de las 3 Ms. Hoy hasta me resulta increíble que cuando pienso en una computadora, ahora ya solo pienso: ¿Tiene un programa cualquiera donde pueda escribir y ya? Sí. Entonces, es todo lo que necesito. No más. ¿Y si se va la luz? ¿Tiene no-break? ¿Dura lo suficiente su batería? No sé. Bueno, en ese entonces, tomo una simple hoja de papel en blanco y mi lápiz. Eso es todo. No me enojo, no me angustio, no me preocupo. Todo está bien. Hoy, si falla mi computadora porque le entró algún virus, simplemente la apago y me voy a tomar un café con mi mejor amiga. Me espero a que pase el fin de semana para que a la semana siguiente, le busque solución. Si se arregla, qué bueno, si no, pues ya se encontrará solución con algún experto que luego buscaré. Todo bien. Todo en orden. La vida sigue siendo bella. Esto me pasa hoy, cuando hasta hace un par de años, si algo fallaba, rápidamente llamaba a mis conocidos expertos en sistemas de computación y los invitaba a que fueran de inmediato a mi oficina hasta que quedara todo resuelto. Así sucedió muchas veces. Muchas veces nos quedamos hasta altas horas de la madrugada intentando arreglar el desperfecto para que, hasta el final, se solucionara con la radical y dolorosísima opción de reiniciar la computadora con el software original; horas y horas previas que se perdieron en la nada del absurdo. En nuestra época actual, ¡cuánto puede depender un ser humano de una computadora y cuánto tiempo puede perder en ella! Pero hoy he descubierto que esa dependencia es por no conocer que hay algo mucho más valioso e importante que la más terrible pérdida de información en una computadora. Muchas horas que pasamos frente a la máquina podrían invertirse en amar a alguien... ¡seríamos grandes amantes! Y eso lo he descubierto desde que algo está pasando en mi vida (así titulé una columna que está publicada en mi página de Internet y en donde el lector podrá comprender más de esta Nueva Conciencia que estoy viviendo hoy).
Quise comentarte este ejemplo de computadoras por suponer que si me estás leyendo en Internet, es muy posible que te haya pasado algo similar. Pero este ejemplo, es meramente un ejemplo más de los muchos que hay en la vida cuando vives inmerso en las trampas del ego. Te citaré varios ejemplos de la vida diaria más adelante. En tu forma de vestir, en tu forma de trabajar, en todos los bienes materiales que te gusta adquirir, hasta en tu cuerpo, puedes encontrar trampas del ego que te hacen llevar una vida complicada y llena de necesidades para que logres sentirte bien. ¡Ja! ¡¿Sentirte bien?! Esta es de las ironías que descubres cuando empiezas a crecer espiritualmente: todo aquello que antes creías te ayudaba a sentirte bien y más seguro, son esas cosas precisamente las que te alejan de la más auténtica seguridad y bienestar. Poco a poco, conforme vas creciendo y desarrollándote espiritualmente verás que menos significa más. En tener menos dependencia de las cosas y las personas, más paz experimentas en tu vida. Esto apréndelo de una vez por todas.
Y es que en la preciosa evolución espiritual de un ser humano, vas descubriendo que cada vez necesitas menos y menos. Cada vez te van a sobrar más cosas. Cada vez te puedes desprender de más y más.
Bien sé, con todo respeto a ti, mi querido lector, que si estas líneas te resultan un tanto extrañas, es perfectamente normal que así te suceda, sobre todo si todavía no ha llegado tu momento de despertar a una Nueva Conciencia. Si todavía te sigue motivando en tu trabajo un mejor nombramiento, más dinero a ganar, demostrar que tú eres el mejor, y todo ese tipo de necesidades del ego, pues por supuesto que puedes pensar que en esta ocasión me fumé algo más allá de lo permitido públicamente por las autoridades del sector salud. Pero no. Dejémoslo ahí. Estoy en mi más pleno momento, y poco a poco, adquiriendo un mayor compromiso con la sencillez. ¡Hoy me sobran tantas cosas! Mismas cosas que antes sentía imprescindibles para vivir bien. La vida cambia, sin duda. O mejor dicho, cambiamos en la Vida. Allá afuera todo está igual, pero en nuestro interior, las prioridades cambian. Y cambian conforme uno va descubriendo el gran secreto: una vida simple.
El camino hacia la sabiduría exige sencillez,
al menos por un tiempo, con el fin de que nos sintamos
libres para pensar y no sólo hacer.
- Jennifer James.
Autora de Veinte pasos hacia la Sabiduría.
Hasta hoy empiezo a entender cabalmente la filosofía en que coinciden guías espirituales como Jesucristo, Buda, Bagabad Gita, la madre Teresa, Mahatma Gandhi, San Francisco de Asís, etc. En todos ellos, un gran secreto: simple. Llevar una vida simple. Hoy sé que ese es un gran camino que se transita con enormes momentos de alegría y felicidad.
Hoy, que he aprendido tantas diferencias entre el ego y espíritu humanos, comprendo tanto a mis pacientes que, por ejemplo, no se permiten salir de vacaciones porque ¡temen dejar la casa sola! Alguien puede entrar a robar. Y sí, tienen tanto y se han vuelto tan dependientes de esa acumulación material, que teniendo tanto, no pueden disfrutar de unas vacaciones en paz. ¡Cuál paz! Una vida arraigada a bienes materiales nunca podrá encontrar la verdadera paz. Aquí, al citar este ejemplo, quiero volver a insistir que no estoy en desacuerdo con tener abundancia material, pero en lo que sí estoy en desacuerdo es en depender de esa abundancia. Tal vez aquí es en donde se puede aplicar la gran verdad que dice: Prefiere, pero no necesites nada. Tú y yo, claro que podemos preferir vivir en abundancia material, pero el desafío está en no necesitarlo. ¿Me expliqué? Ojalá.
Hoy me da risa, con todo respeto (si existiera la palabra respetísimo la usaría) cuando luego de una hora de consulta, alguno de mis pacientes me dice una y otra vez que ya no soporta a su pareja por todo lo que tiene que corregirlo, por todo lo que tiene que decirle para que entienda determinada cosa. Luego de una hora en que escucho con atención su continua queja y dolor, mi paciente me pregunta: Doctor, dígame qué hacer, qué me recomienda, ya no aguanto más vivir así.... A lo que le respondo: Deje de hacerlo. Eso es todo. Simple. Y me callo. Los ojos de mis pacientes suelen exorbitarse cuando digo esto. Han de pensar: ¿Y todo el dinero que pagué fue para escuchar esto?. Y luego, a la semana siguiente se me exorbitan los ojos a mí cuando me suelen decir mis pacientes: ¡Gracias doctor! Hice lo que me dijo y todo ha cambiado. Mis problemas desaparecieron.... Lo que te platico aquí es verdad. Así me ha sucedido y las simples medidas que se requieren para desaparecer un problema son impresionantes, precisamente por el grado de su simpleza.
Conozco gente que no puede salir de casa sin arreglarse. Gente que si no combina perfectamente bien su ropa, si no da la Imagen del Éxito, se siente insegura y por ningún motivo saldría. Y también he tenido la fortuna de conocer a gente que con una simple T-shirt y sus Jeans junto con unos zapatos cómodos, se sienten perfectamente bien y listos para salir de casa. Por supuesto que el grado de felicidad y paz en ambos ejemplos es terriblemente distinta. En el segundo caso se está más cerca de la verdadera felicidad. Alerta: no digo que el primero esté mal. A lo largo de toda esta columna no he usado calificativo alguno refiriéndome a que alguien esté mal o no. Simplemente estoy acotando que existen diferentes grados de despertar. Eso es todo. Lo he aprendido y, como todo lo que aprendo y juzgo bueno para la evolución del ser humano, lo comparto de inmediato.
Hasta hace unos años, cuando iba de viaje a dictar alguna de mis conferencias, llevaba una maleta tan grande como si fuera a un Tour de Conferencias por el país que me invitaba. Y no, solo iba a una conferencia. Pero cargaba tanto, por cualquier cosa que se fuera a necesitar. Hoy me impresiono de esto. Hoy ya he empezado a viajar alguna que otra vez sin maleta ninguna y la sensación de libertad es tan grande en esa simpleza con la que uno puede viajar que no la cambio por nada. Es tan novedoso esto para el cerebro de muchos de nosotros que, hasta cuando me bajo del avión viajando tan ligero, de vez en cuando todavía siento que algo se me olvida porque no estoy cargando nada. Y no, nada se me olvida. Si no lo has vivido, te confieso que es algo maravilloso. Déjame te platico otra: Hace unos quince días llegué a una de mis conferencias en otra ciudad y cuando desempaqué, me di cuenta de que no llevaba cinturón. Si esto hubiera pasado hace unos años, de inmediato llamaría a mi asistente para que hiciera lo que fuera necesario y me consiguiera uno de determinado color para que combinara con mi zapatos y mi traje. De lo contrario juzgaría casi imposible salir a dar mi conferencia. Hoy en cambio, cuando me di cuenta de que había olvidado el cinturón, simplemente me puse el pantalón y con toda certeza nunca se me caería de la cintura. Me apretaba tanto el pantalón que sin duda no corría ese riesgo (de hecho, nunca lo he corrido con la cinturita que tengo). Simplemente salí así a dictar mi conferencia. Todo un éxito.
Hasta hace unos años, me parecía imposible dictar una conferencia si no iba vestido con los cánones y protocolos del bien vestir, dignificando quien era y la autoridad que como conferenciante internacional había adquirido, y también por aquello del respeto al público. La semana antepasada dicté una conferencia vestido con una simple camisa de manta y mis pantalones de igual material. Eso era todo lo que traía puesto. Ha sido una de mis más ovacionadas y maravillosas conferencias que he dictado en toda mi vida y, modestia aparte, he dictado miles de conferencias a lo largo y ancho de este continente y algún otro.
Permíteme platicarte esto: hace varios años, cuando daba clase de liderazgo en un afamado colegio aquí en México, asistí a una junta de maestros. En ese entonces yo era el más joven (y por mucho) del claustro profesoral. Tal vez esa juventud me hacía impresionarme ante todos mis colegas; según esto, brillantes directores de empresas que se reunían a analizar los programas de estudio. Pues allí estaba yo. Recuerdo las miradas de varios de mis colegas como no creyendo que un chavo estuviera ahí, pero en fin, me tenían que aguantar porque los resultados de las encuestas que ese colegio hacía a todo su alumnado, mostraban la evidencia de que yo era el mejor, quien había sido calificado con las cifras más altas de todo el claustro profesoral (ejem! modestia aparte). El caso es que ahí estaba, quería aprender de mis colegas, gente mayor, con más experiencia. Y recuerdo que en pleno momento de opiniones (yo solo observaba), un maestro de dicho colegio, con voz impostada y con aires de grandeza y elocuencia, arremetió diciéndonos: ...la calidad de un maestro se nota desde el reloj que usa.... Hum..., en ese entonces me lo creí. Alcancé a traer uno de los relojes más finos que existen. Me sentía bien dando clase así. Hoy..., no uso reloj. Me siento muchísimo mejor.
Hasta el año pasado, en los más de 10 años de haber fundado la Organización Nueva Conciencia, siempre le pedí a mis colaboradores que fueran excelentemente bien vestidos, preferentemente de traje (los hombres, por supuesto) y de finos vestidos o traje sastre a las damas. Hoy, a partir de enero del 2002, les dije que ya no se iba a usar traje en Nueva Conciencia, que podían ir vestidos como quisieran (con el lógico respeto a una institución). Desde enero, el ambiente de trabajo en mi empresa ha mejorado ostensiblemente. Se siente más juventud. Se comparten más momentos de amistad y camaradería. ¡Desaparecieron las corbatas! Y todo sigue bien, extraordinariamente bien. Sin duda ha sido una formidable experiencia. Recomiendo que intentes algo así en tu empresa (si es tu caso). Observa y mide las consecuencias y luego, valora ese cambio.
Creo que la conclusión es simple (hoy hasta la conclusión salió simple): te recomiendo vivir una vida más simple y sencilla. Eso es todo. Voluntariamente despréndete de todas aquellas cosas que, siendo sincero, te preocupan conservar o cuidar. Es tiempo muy valioso gastado en vanidad. No vale la pena. Alerta: por tercera vez en esta columna no quiero que creas que te invito a hacer a un lado la riqueza material, no. A lo que te invito es a que, si esa riqueza material te arrebata calidad de vida, entonces sí, elimina esas cosas, te sobran. Vamos, en otras palabras, disfruta de la riqueza material si la tienes, no la padezcas. Ahí comprenderás que la abundancia no es algo que se llega a tener, sino algo con lo que se llega a sintonizar. Elimina de tu vida todo aquello a lo que sientas apego. Poco a poco. Verás cuán libre y dichoso empezarás a sentirte, más seguridad empezarás a vivir, de la verdadera seguridad, de esa que se lleva dentro. Algún día, tarde o temprano, te darás cuenta de esto. Verás que si me crees en lo que hoy te digo, poco a poco sentirás que cada vez más cosas te sobran. Cada vez quieres menos cosas y deseas compartir más bellos momentos conversando con quien amas. Tendrás más gozo al tener contacto con la naturaleza que con cualquier otro centro comercial. Apreciarás más el arte y necesitarás de menos cosas para vivir. En pocas palabras, disfrutarás más de la Vida y ese disfrute será más auténtico. Incluso, si ya empezaste a vivir la dicha de vivir así, te empezarás a cuestionar por qué no lo hiciste antes.
¡Ánimo! Nadie puede dar marcha atrás y crear un nuevo comienzo, pero cualquiera puede empezar ahora mismo y crear un nuevo final. Hoy (posiblemente tarde, posiblemente no) he aprendido con esta Nueva Conciencia que es mejor perder mi orgullo por alguien a quien amo que perder a alguien a quien amo por mi orgullo. Y te digo esto porque vivir simple te da la oportunidad de incluso abandonar tu orgullo (que es muy complicado) en pos de un ideal superior. Lo estoy empezando a vivir y no te imaginas cuán valioso es.
Hoy te podría explicar (como lo estoy haciendo últimamente en mis columnas) cada punto que te recomiendo, pero para ser más congruente con el tema que elegí hoy, tan solo te compartiré estos puntos poniéndolos a tu consideración:
1. Libera a tu corazón del odio. Es más simple de lo que crees.
2. Libera a tu mente de preocupaciones. Es más simple todavía.
3. Vive simple.
4. Da más.
5. Espera menos (mucho menos).
Es todo. Te puedo garantizar que estos son cinco puntos que puedes practicar a lo largo de esta semana y experimentarás felicidad en tu vida. Te lo puedo asegurar. Luego, serán tu estilo de vida.
Un gran secreto: simple. ¿Por qué se me antojó nombrar así este artículo, como un gran secreto? Pues quizá porque, como todo secreto, casi nadie te lo dice. Piensa y vive de acuerdo a este gran secreto, comienza a vivir un compromiso con la sencillez y verás que los encantos de una vida simple generan una maravillosa...
¡Emoción por Existir!
En nuestra cultura actual, muchos de nosotros aprendimos a ser un triunfador, a ser una persona realmente exitosa por aquello que lográbamos. Una trampa más del Ego a fin de cuentas. Desde muy pequeños se nos enseñó a que ser el mejor era lo más importante y durante muchos años, varias figuras públicas y líderes de opinión han alimentado esta creencia. Tener más y demostrarlo, ese era el secreto del éxito. Incluso, hoy en día me alarmo ver cómo se siguen publicando libros y revistas en donde se le enseña a la gente a triunfar teniendo más y más. Acumulando riqueza como sinónimo de éxito. Y me alarma por lo que hoy compartiré contigo.
Por supuesto que no estoy peleado con la riqueza material, no en absoluto. De hecho, la genero, la disfruto y la comparto. Pero la gran diferencia consiste en vivir esa riqueza material con una Nueva Conciencia de dicha riqueza. Sabiendo que aún así, la vida puede ser sencilla y simple. Y es más, esa sencillez y simpleza entonces adquieren un sabor exquisitamente más saludable. Veamos por qué digo esto.
A lo largo de mis años de estudio en el apasionante mundo de la superación personal y el desarrollo humano, en todas, absolutamente en todas las personas que han sido verdaderamente exitosas, he observado que les caracteriza una gran capacidad para desprenderse de las cosas que tienen y una franca libertad en su vida, resultado de vivir con pocas o ninguna atadura material. Una de las más grandes manifestaciones de evolución espiritual en un ser humano, como estoy aprendiendo en mi vida actual y continúo es la capacidad de no necesitar nada. Y he aprendido que la sensación de necesitar es el resultado de querer tener más y mejores cosas. Ahí entra en juego otra vez nuestro ego. El ego, tan alimentado por la mercadotecnia y publicidad actuales, siempre quiere tener lo último, lo más moderno, lo más sofisticado, y así se sucede un juego de nunca acabar. Y lo que nunca acaba no es precisamente el juego, sino la ansiedad y preocupación que el juego genera. Tal vez por eso, las personas más espirituales que he conocido me han enseñado a no ver televisión ni alimentar mis pensamientos ni mi corazón con la enfermedad que genera el ego: ansiedad, preocupación y temor. Sino más bien todo lo contrario, me han enseñado a vivir una vida con mayor ligereza, con mayor simpleza, con mayor paz a fin de cuentas. Y es que, como lo he comentado en varias de mis publicaciones y conferencias, esa gran dualidad que vivimos: Ego-Espíritu, siempre nos hará buscar dos objetivos distintos. El ego busca Ganar. El espíritu busca Paz. Eso es todo. Y la diferencia en calidad de vida es tremendamente significativa.
Hace muchos años, cuando yo todavía no conocía varias verdades de esta Vida, confieso que era un digno representante de la sociedad de consumo actual. Cualquier amigo o amiga que tuve en mi pasado puede dar fe de lo que aquí expreso. Yo era una de esas personas que cuando salía al mercado una nueva computadora, con mejores funciones, con más velocidad en su procesador, con mucha mayor capacidad de memoria, de inmediato la compraba. Era la sensación que tanto disfrutaba mi ego de tener la mejor hasta el momento. No fue sino años mas tarde que descubrí que cada tres meses salía una computadora más sofisticada y con tecnología más avanzada. Así llegué a comprar cualquier cantidad que prefiero omitir. Y lo mismo me sucedía con el software de dichas computadoras. Siempre quería lo último, lo más reciente, lo mejor hasta el momento. Mucho, más y mejor, las tres Ms que generan ansiedad producida por nuestro ego. Luego de tantos cambios de computadoras en mi vida, llegué a una conclusión que todos estos cambios me generaron: vivía una acrecentada ansiedad. Yo era de esas personas que incluso dejé de dormir por toda la noche ¡y esto lo hice varias veces! hasta no ver funcionando perfectamente algo que había fallado en mi computadora. Todo el día siguiente era un auténtico zombie, con todas las nefastas consecuencias que esto acarreba. De hecho, ahora que te lo estoy confesando, hasta cierta pena me da. ¡Cuántos errores cometemos cuando no sabemos lo que verdaderamente importa en la Vida! Hoy, todavía me admiro que, habiendo mejores computadoras que la que tengo mucho mejores he preferido ya ni moverle. Aprendí que genera tanta angustia actualizarse en estos sistemas, como a un pez sacarlo del agua por varios minutos. La paz se pierde totalmente. Vamos, ni se puede hablar de paz cuando se vive bajo la prisión del ego, siempre queriendo mucho, más y mejor.
Hoy, me admiro que conociendo más y más de sistemas computacionales, he preferido solo observarlos, pero ya no adquirirlos. Hoy he aprendido a desprenderme de esa tonta necesidad de las 3 Ms. Hoy hasta me resulta increíble que cuando pienso en una computadora, ahora ya solo pienso: ¿Tiene un programa cualquiera donde pueda escribir y ya? Sí. Entonces, es todo lo que necesito. No más. ¿Y si se va la luz? ¿Tiene no-break? ¿Dura lo suficiente su batería? No sé. Bueno, en ese entonces, tomo una simple hoja de papel en blanco y mi lápiz. Eso es todo. No me enojo, no me angustio, no me preocupo. Todo está bien. Hoy, si falla mi computadora porque le entró algún virus, simplemente la apago y me voy a tomar un café con mi mejor amiga. Me espero a que pase el fin de semana para que a la semana siguiente, le busque solución. Si se arregla, qué bueno, si no, pues ya se encontrará solución con algún experto que luego buscaré. Todo bien. Todo en orden. La vida sigue siendo bella. Esto me pasa hoy, cuando hasta hace un par de años, si algo fallaba, rápidamente llamaba a mis conocidos expertos en sistemas de computación y los invitaba a que fueran de inmediato a mi oficina hasta que quedara todo resuelto. Así sucedió muchas veces. Muchas veces nos quedamos hasta altas horas de la madrugada intentando arreglar el desperfecto para que, hasta el final, se solucionara con la radical y dolorosísima opción de reiniciar la computadora con el software original; horas y horas previas que se perdieron en la nada del absurdo. En nuestra época actual, ¡cuánto puede depender un ser humano de una computadora y cuánto tiempo puede perder en ella! Pero hoy he descubierto que esa dependencia es por no conocer que hay algo mucho más valioso e importante que la más terrible pérdida de información en una computadora. Muchas horas que pasamos frente a la máquina podrían invertirse en amar a alguien... ¡seríamos grandes amantes! Y eso lo he descubierto desde que algo está pasando en mi vida (así titulé una columna que está publicada en mi página de Internet y en donde el lector podrá comprender más de esta Nueva Conciencia que estoy viviendo hoy).
Quise comentarte este ejemplo de computadoras por suponer que si me estás leyendo en Internet, es muy posible que te haya pasado algo similar. Pero este ejemplo, es meramente un ejemplo más de los muchos que hay en la vida cuando vives inmerso en las trampas del ego. Te citaré varios ejemplos de la vida diaria más adelante. En tu forma de vestir, en tu forma de trabajar, en todos los bienes materiales que te gusta adquirir, hasta en tu cuerpo, puedes encontrar trampas del ego que te hacen llevar una vida complicada y llena de necesidades para que logres sentirte bien. ¡Ja! ¡¿Sentirte bien?! Esta es de las ironías que descubres cuando empiezas a crecer espiritualmente: todo aquello que antes creías te ayudaba a sentirte bien y más seguro, son esas cosas precisamente las que te alejan de la más auténtica seguridad y bienestar. Poco a poco, conforme vas creciendo y desarrollándote espiritualmente verás que menos significa más. En tener menos dependencia de las cosas y las personas, más paz experimentas en tu vida. Esto apréndelo de una vez por todas.
Y es que en la preciosa evolución espiritual de un ser humano, vas descubriendo que cada vez necesitas menos y menos. Cada vez te van a sobrar más cosas. Cada vez te puedes desprender de más y más.
Bien sé, con todo respeto a ti, mi querido lector, que si estas líneas te resultan un tanto extrañas, es perfectamente normal que así te suceda, sobre todo si todavía no ha llegado tu momento de despertar a una Nueva Conciencia. Si todavía te sigue motivando en tu trabajo un mejor nombramiento, más dinero a ganar, demostrar que tú eres el mejor, y todo ese tipo de necesidades del ego, pues por supuesto que puedes pensar que en esta ocasión me fumé algo más allá de lo permitido públicamente por las autoridades del sector salud. Pero no. Dejémoslo ahí. Estoy en mi más pleno momento, y poco a poco, adquiriendo un mayor compromiso con la sencillez. ¡Hoy me sobran tantas cosas! Mismas cosas que antes sentía imprescindibles para vivir bien. La vida cambia, sin duda. O mejor dicho, cambiamos en la Vida. Allá afuera todo está igual, pero en nuestro interior, las prioridades cambian. Y cambian conforme uno va descubriendo el gran secreto: una vida simple.
El camino hacia la sabiduría exige sencillez,
al menos por un tiempo, con el fin de que nos sintamos
libres para pensar y no sólo hacer.
- Jennifer James.
Autora de Veinte pasos hacia la Sabiduría.
Hasta hoy empiezo a entender cabalmente la filosofía en que coinciden guías espirituales como Jesucristo, Buda, Bagabad Gita, la madre Teresa, Mahatma Gandhi, San Francisco de Asís, etc. En todos ellos, un gran secreto: simple. Llevar una vida simple. Hoy sé que ese es un gran camino que se transita con enormes momentos de alegría y felicidad.
Hoy, que he aprendido tantas diferencias entre el ego y espíritu humanos, comprendo tanto a mis pacientes que, por ejemplo, no se permiten salir de vacaciones porque ¡temen dejar la casa sola! Alguien puede entrar a robar. Y sí, tienen tanto y se han vuelto tan dependientes de esa acumulación material, que teniendo tanto, no pueden disfrutar de unas vacaciones en paz. ¡Cuál paz! Una vida arraigada a bienes materiales nunca podrá encontrar la verdadera paz. Aquí, al citar este ejemplo, quiero volver a insistir que no estoy en desacuerdo con tener abundancia material, pero en lo que sí estoy en desacuerdo es en depender de esa abundancia. Tal vez aquí es en donde se puede aplicar la gran verdad que dice: Prefiere, pero no necesites nada. Tú y yo, claro que podemos preferir vivir en abundancia material, pero el desafío está en no necesitarlo. ¿Me expliqué? Ojalá.
Hoy me da risa, con todo respeto (si existiera la palabra respetísimo la usaría) cuando luego de una hora de consulta, alguno de mis pacientes me dice una y otra vez que ya no soporta a su pareja por todo lo que tiene que corregirlo, por todo lo que tiene que decirle para que entienda determinada cosa. Luego de una hora en que escucho con atención su continua queja y dolor, mi paciente me pregunta: Doctor, dígame qué hacer, qué me recomienda, ya no aguanto más vivir así.... A lo que le respondo: Deje de hacerlo. Eso es todo. Simple. Y me callo. Los ojos de mis pacientes suelen exorbitarse cuando digo esto. Han de pensar: ¿Y todo el dinero que pagué fue para escuchar esto?. Y luego, a la semana siguiente se me exorbitan los ojos a mí cuando me suelen decir mis pacientes: ¡Gracias doctor! Hice lo que me dijo y todo ha cambiado. Mis problemas desaparecieron.... Lo que te platico aquí es verdad. Así me ha sucedido y las simples medidas que se requieren para desaparecer un problema son impresionantes, precisamente por el grado de su simpleza.
Conozco gente que no puede salir de casa sin arreglarse. Gente que si no combina perfectamente bien su ropa, si no da la Imagen del Éxito, se siente insegura y por ningún motivo saldría. Y también he tenido la fortuna de conocer a gente que con una simple T-shirt y sus Jeans junto con unos zapatos cómodos, se sienten perfectamente bien y listos para salir de casa. Por supuesto que el grado de felicidad y paz en ambos ejemplos es terriblemente distinta. En el segundo caso se está más cerca de la verdadera felicidad. Alerta: no digo que el primero esté mal. A lo largo de toda esta columna no he usado calificativo alguno refiriéndome a que alguien esté mal o no. Simplemente estoy acotando que existen diferentes grados de despertar. Eso es todo. Lo he aprendido y, como todo lo que aprendo y juzgo bueno para la evolución del ser humano, lo comparto de inmediato.
Hasta hace unos años, cuando iba de viaje a dictar alguna de mis conferencias, llevaba una maleta tan grande como si fuera a un Tour de Conferencias por el país que me invitaba. Y no, solo iba a una conferencia. Pero cargaba tanto, por cualquier cosa que se fuera a necesitar. Hoy me impresiono de esto. Hoy ya he empezado a viajar alguna que otra vez sin maleta ninguna y la sensación de libertad es tan grande en esa simpleza con la que uno puede viajar que no la cambio por nada. Es tan novedoso esto para el cerebro de muchos de nosotros que, hasta cuando me bajo del avión viajando tan ligero, de vez en cuando todavía siento que algo se me olvida porque no estoy cargando nada. Y no, nada se me olvida. Si no lo has vivido, te confieso que es algo maravilloso. Déjame te platico otra: Hace unos quince días llegué a una de mis conferencias en otra ciudad y cuando desempaqué, me di cuenta de que no llevaba cinturón. Si esto hubiera pasado hace unos años, de inmediato llamaría a mi asistente para que hiciera lo que fuera necesario y me consiguiera uno de determinado color para que combinara con mi zapatos y mi traje. De lo contrario juzgaría casi imposible salir a dar mi conferencia. Hoy en cambio, cuando me di cuenta de que había olvidado el cinturón, simplemente me puse el pantalón y con toda certeza nunca se me caería de la cintura. Me apretaba tanto el pantalón que sin duda no corría ese riesgo (de hecho, nunca lo he corrido con la cinturita que tengo). Simplemente salí así a dictar mi conferencia. Todo un éxito.
Hasta hace unos años, me parecía imposible dictar una conferencia si no iba vestido con los cánones y protocolos del bien vestir, dignificando quien era y la autoridad que como conferenciante internacional había adquirido, y también por aquello del respeto al público. La semana antepasada dicté una conferencia vestido con una simple camisa de manta y mis pantalones de igual material. Eso era todo lo que traía puesto. Ha sido una de mis más ovacionadas y maravillosas conferencias que he dictado en toda mi vida y, modestia aparte, he dictado miles de conferencias a lo largo y ancho de este continente y algún otro.
Permíteme platicarte esto: hace varios años, cuando daba clase de liderazgo en un afamado colegio aquí en México, asistí a una junta de maestros. En ese entonces yo era el más joven (y por mucho) del claustro profesoral. Tal vez esa juventud me hacía impresionarme ante todos mis colegas; según esto, brillantes directores de empresas que se reunían a analizar los programas de estudio. Pues allí estaba yo. Recuerdo las miradas de varios de mis colegas como no creyendo que un chavo estuviera ahí, pero en fin, me tenían que aguantar porque los resultados de las encuestas que ese colegio hacía a todo su alumnado, mostraban la evidencia de que yo era el mejor, quien había sido calificado con las cifras más altas de todo el claustro profesoral (ejem! modestia aparte). El caso es que ahí estaba, quería aprender de mis colegas, gente mayor, con más experiencia. Y recuerdo que en pleno momento de opiniones (yo solo observaba), un maestro de dicho colegio, con voz impostada y con aires de grandeza y elocuencia, arremetió diciéndonos: ...la calidad de un maestro se nota desde el reloj que usa.... Hum..., en ese entonces me lo creí. Alcancé a traer uno de los relojes más finos que existen. Me sentía bien dando clase así. Hoy..., no uso reloj. Me siento muchísimo mejor.
Hasta el año pasado, en los más de 10 años de haber fundado la Organización Nueva Conciencia, siempre le pedí a mis colaboradores que fueran excelentemente bien vestidos, preferentemente de traje (los hombres, por supuesto) y de finos vestidos o traje sastre a las damas. Hoy, a partir de enero del 2002, les dije que ya no se iba a usar traje en Nueva Conciencia, que podían ir vestidos como quisieran (con el lógico respeto a una institución). Desde enero, el ambiente de trabajo en mi empresa ha mejorado ostensiblemente. Se siente más juventud. Se comparten más momentos de amistad y camaradería. ¡Desaparecieron las corbatas! Y todo sigue bien, extraordinariamente bien. Sin duda ha sido una formidable experiencia. Recomiendo que intentes algo así en tu empresa (si es tu caso). Observa y mide las consecuencias y luego, valora ese cambio.
Creo que la conclusión es simple (hoy hasta la conclusión salió simple): te recomiendo vivir una vida más simple y sencilla. Eso es todo. Voluntariamente despréndete de todas aquellas cosas que, siendo sincero, te preocupan conservar o cuidar. Es tiempo muy valioso gastado en vanidad. No vale la pena. Alerta: por tercera vez en esta columna no quiero que creas que te invito a hacer a un lado la riqueza material, no. A lo que te invito es a que, si esa riqueza material te arrebata calidad de vida, entonces sí, elimina esas cosas, te sobran. Vamos, en otras palabras, disfruta de la riqueza material si la tienes, no la padezcas. Ahí comprenderás que la abundancia no es algo que se llega a tener, sino algo con lo que se llega a sintonizar. Elimina de tu vida todo aquello a lo que sientas apego. Poco a poco. Verás cuán libre y dichoso empezarás a sentirte, más seguridad empezarás a vivir, de la verdadera seguridad, de esa que se lleva dentro. Algún día, tarde o temprano, te darás cuenta de esto. Verás que si me crees en lo que hoy te digo, poco a poco sentirás que cada vez más cosas te sobran. Cada vez quieres menos cosas y deseas compartir más bellos momentos conversando con quien amas. Tendrás más gozo al tener contacto con la naturaleza que con cualquier otro centro comercial. Apreciarás más el arte y necesitarás de menos cosas para vivir. En pocas palabras, disfrutarás más de la Vida y ese disfrute será más auténtico. Incluso, si ya empezaste a vivir la dicha de vivir así, te empezarás a cuestionar por qué no lo hiciste antes.
¡Ánimo! Nadie puede dar marcha atrás y crear un nuevo comienzo, pero cualquiera puede empezar ahora mismo y crear un nuevo final. Hoy (posiblemente tarde, posiblemente no) he aprendido con esta Nueva Conciencia que es mejor perder mi orgullo por alguien a quien amo que perder a alguien a quien amo por mi orgullo. Y te digo esto porque vivir simple te da la oportunidad de incluso abandonar tu orgullo (que es muy complicado) en pos de un ideal superior. Lo estoy empezando a vivir y no te imaginas cuán valioso es.
Hoy te podría explicar (como lo estoy haciendo últimamente en mis columnas) cada punto que te recomiendo, pero para ser más congruente con el tema que elegí hoy, tan solo te compartiré estos puntos poniéndolos a tu consideración:
1. Libera a tu corazón del odio. Es más simple de lo que crees.
2. Libera a tu mente de preocupaciones. Es más simple todavía.
3. Vive simple.
4. Da más.
5. Espera menos (mucho menos).
Es todo. Te puedo garantizar que estos son cinco puntos que puedes practicar a lo largo de esta semana y experimentarás felicidad en tu vida. Te lo puedo asegurar. Luego, serán tu estilo de vida.
Un gran secreto: simple. ¿Por qué se me antojó nombrar así este artículo, como un gran secreto? Pues quizá porque, como todo secreto, casi nadie te lo dice. Piensa y vive de acuerdo a este gran secreto, comienza a vivir un compromiso con la sencillez y verás que los encantos de una vida simple generan una maravillosa...
¡Emoción por Existir!
LA ENFERMEDAD ES MI PROBLEMA, ES MI RESPONSABILIDAD. (Dr. Jorge Carvajal Posada)
El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado.
Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades.
El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada.
Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan.
Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria,
¿por qué razón?
Porque cuando tú, respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir se pregunta
¿qué pasa aquí que no están respirando?
En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas.
Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es, como actuamos, para la autosanación.
Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella.
La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos.
No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente, un símbolo.
“Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo… que rechazo… o que temo”.
Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia.
Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida, me evocan vergüenza?
Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras.
Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía, que está comprometida.
Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo.
El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel,
hay un centro de energía muy importante y nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles,
y ese lumbago, es el nombre clínico … del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”.
Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones.
Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.
Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento,
y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar,
que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.
La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.
La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos, de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho, por nuestra vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande.
Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial, de tal dimensión, que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego, que yo debo reconocer.
Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir, no lo amarro.
Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar.
Esa anclada energética, puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica.
Si nosotros logramos, que la persona se sane, es su alma … la que lo sana.
El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión y la libertad del otro, para sanarse.
La verdadera sanación es, darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.
Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada.
La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor y cuando germina el amor, la sanación es posible, aunque lo que tenga sea … un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo.
Esto no es para creerse supermán, uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”, eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones sumamente complicadas y difíciles.
También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento.
Yo solo les he puesto un ejemplo, de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental
¿cuál es la lección que hay, debajo de esta emoción negativa?
¿Cuál era el mensaje, qué me quería decir esta actitud y esta enfermedad?
Cuando yo no digo NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo, que hay que aprender a reafirmarme diciendo. NO.
La ira es la mejor estrategia de autoafirmación.
Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente, ustedes han visto a un ama de casa que en su ira, revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana.
Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo.
Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente, el hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira, la fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse, es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.
Crecer espiritualmente, no es decirle que sí, a todo el mundo.
El crecimiento espiritual, no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación.
La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual.
Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino… la apariencia, la sombra.
Pero esa sombra cuando la quito, abre una puerta de luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.
Dr. Jorge Carvajal Posada
Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades.
El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada.
Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan.
Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria,
¿por qué razón?
Porque cuando tú, respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir se pregunta
¿qué pasa aquí que no están respirando?
En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas.
Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es, como actuamos, para la autosanación.
Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella.
La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos.
No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente, un símbolo.
“Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo… que rechazo… o que temo”.
Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia.
Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida, me evocan vergüenza?
Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras.
Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía, que está comprometida.
Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo.
El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel,
hay un centro de energía muy importante y nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles,
y ese lumbago, es el nombre clínico … del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”.
Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones.
Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo.
Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento,
y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar,
que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.
La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.
La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos, de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho, por nuestra vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande.
Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial, de tal dimensión, que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego, que yo debo reconocer.
Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir, no lo amarro.
Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar.
Esa anclada energética, puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica.
Si nosotros logramos, que la persona se sane, es su alma … la que lo sana.
El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión y la libertad del otro, para sanarse.
La verdadera sanación es, darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.
Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada.
La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor y cuando germina el amor, la sanación es posible, aunque lo que tenga sea … un cáncer, o un lupus.
Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo.
Esto no es para creerse supermán, uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”, eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección.
Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones sumamente complicadas y difíciles.
También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento.
Yo solo les he puesto un ejemplo, de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental
¿cuál es la lección que hay, debajo de esta emoción negativa?
¿Cuál era el mensaje, qué me quería decir esta actitud y esta enfermedad?
Cuando yo no digo NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo, que hay que aprender a reafirmarme diciendo. NO.
La ira es la mejor estrategia de autoafirmación.
Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente, ustedes han visto a un ama de casa que en su ira, revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana.
Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo.
Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente, el hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira, la fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse, es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.
Crecer espiritualmente, no es decirle que sí, a todo el mundo.
El crecimiento espiritual, no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación.
La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual.
Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino… la apariencia, la sombra.
Pero esa sombra cuando la quito, abre una puerta de luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.
Dr. Jorge Carvajal Posada
¿DE QUÉ SIRVE TENER OJOS SI EL CORAZÓN ESTÁ CIEGO?
El guru, que se hallaba meditando en su cueva del Himalaya, abrió los ojos y descubrió, sentado frente a él, a un inesperado visitante: el abad de un célebre monasterio.
"¿Qué deseas?", le preguntó el guru.
El abad le contó una triste historia. En otro tiempo, su monasterio había sido famoso en todo el mundo occidental, sus celdas estaban llenas de jóvenes novicios, y en su iglesia resonaba el armonioso canto de sus monjes. Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu, la avalancha de jóvenes candidatos había cesado y la iglesia se hallaba silenciosa. Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones. Lo que el abad quería saber era lo siguiente: "¿Hemos cometido algún pecado para que el monasterio se vea en esta situación"?
"Sí", respondió el guru, "un pecado de ignorancia".
"¿Y qué pecado puede ser ése?".
"Uno de vosotros es el Mesías disfrazado, y vosotros no lo sabéis". Y, dicho esto, el guru cerró sus ojos y volvió a su meditación.
Durante el penoso viaje de regreso a su monasterio, el abad sentía cómo su corazón se desbocaba al pensar que el Mesías, ¡el mismísimo Mesías!, había vuelto a la tierra y había ido a parar justamente a su monasterio. ¿Cómo no había sido él capaz de reconocerle? ¿Y quién podría ser? ¿Acaso el hermano cocinero? ¿El hermano sacristán? ¿El hermano administrador? ¿O sería él, el hermano prior? ¡No, él no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos…
Pero resulta que el guru había hablado de un Mesías "disfrazado"… ¿No serían aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos en el monasterio tenían defectos… ¡y uno de ellos tenía que ser el Mesías!
Cuando llegó al monasterio, reunió a los monjes y les contó lo que había averiguado. Los monjes se miraban incrédulos unos a otros: ¿el Mesías… aquí? ¡Increíble! Claro que, si estaba disfrazado… entonces, tal vez… ¿Podría ser Fulano…? ¿O Mengano, o…?
Una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. "Nunca se sabe", pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, "tal vez sea éste…".
El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante. Pronto volvieron a acudir docenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor.
¿De qué sirve tener ojos si el corazón está ciego?
Desconozco el autor. Recibido por mail.
"¿Qué deseas?", le preguntó el guru.
El abad le contó una triste historia. En otro tiempo, su monasterio había sido famoso en todo el mundo occidental, sus celdas estaban llenas de jóvenes novicios, y en su iglesia resonaba el armonioso canto de sus monjes. Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu, la avalancha de jóvenes candidatos había cesado y la iglesia se hallaba silenciosa. Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones. Lo que el abad quería saber era lo siguiente: "¿Hemos cometido algún pecado para que el monasterio se vea en esta situación"?
"Sí", respondió el guru, "un pecado de ignorancia".
"¿Y qué pecado puede ser ése?".
"Uno de vosotros es el Mesías disfrazado, y vosotros no lo sabéis". Y, dicho esto, el guru cerró sus ojos y volvió a su meditación.
Durante el penoso viaje de regreso a su monasterio, el abad sentía cómo su corazón se desbocaba al pensar que el Mesías, ¡el mismísimo Mesías!, había vuelto a la tierra y había ido a parar justamente a su monasterio. ¿Cómo no había sido él capaz de reconocerle? ¿Y quién podría ser? ¿Acaso el hermano cocinero? ¿El hermano sacristán? ¿El hermano administrador? ¿O sería él, el hermano prior? ¡No, él no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos…
Pero resulta que el guru había hablado de un Mesías "disfrazado"… ¿No serían aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos en el monasterio tenían defectos… ¡y uno de ellos tenía que ser el Mesías!
Cuando llegó al monasterio, reunió a los monjes y les contó lo que había averiguado. Los monjes se miraban incrédulos unos a otros: ¿el Mesías… aquí? ¡Increíble! Claro que, si estaba disfrazado… entonces, tal vez… ¿Podría ser Fulano…? ¿O Mengano, o…?
Una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. "Nunca se sabe", pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, "tal vez sea éste…".
El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante. Pronto volvieron a acudir docenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor.
¿De qué sirve tener ojos si el corazón está ciego?
Desconozco el autor. Recibido por mail.
"Confiá" (Por Julio Andrés Pagano)
No hace falta que te vea. Sé que lo podés sentir. El mar interno está revuelto. La transformación apremia. La agitación es intensa. Estás cansado, confundido y pese a todo seguís. Eso es tener un espíritu guerrero. Es reconocerse consagrado a la luz. El último trecho siempre es intenso y pone a prueba las enseñanzas. Tu corazón te llevará a buen puerto. Confiá.
Estando casi derrotado, lo mejor que podría hacer es intentar que creas que voy ganando la batalla, para tratar de intimidarte y revertir la situación. Eso es lo que está haciendo la oscuridad, al reavivar la desesperanza con la ferocidad de su último aliento, aunque internamente reconoce que ya no tiene chances de trastocar la historia.
Por más que no nos agrade, la transición genera desequilibrios. De ahí que tenga tanto valor el hecho de que permanezcas firme mientras arrecia el temporal de la inconsciencia. Cualquiera podría alumbrar si el contexto fuese apacible. El mérito está en seguir haciéndolo cuando los golpes hieren y la ilusión nos hace suponer que tal vez equivocamos el rumbo.
Han pasado tantas generaciones bajo el dominio de las sombras que muchos sostienen que no existe otra realidad más que la del egoísmo, la violencia y el sufrimiento. Este es un bautismo de fuego. No en vano debiste prepararte durante tanto tiempo. Es ahora donde permaneciendo fiel al fulgor de tu naturaleza, alumbrarás, desde tu corazón, nuevos caminos hacia la verdadera libertad del hombre.
Es necesario que lo tengas bien presente. Vinimos por amor. Acudimos a propagar vibraciones que despierten el recuerdo de vivir en paz y armonía. No desistas. Persistí llevando, con la fuerza invulnerable de tu fe, la claridad de la esperanza. Harán lo imposible por quebrar tus alas, más no podrán. Sos amado y protegido. Confiá.
Estando casi derrotado, lo mejor que podría hacer es intentar que creas que voy ganando la batalla, para tratar de intimidarte y revertir la situación. Eso es lo que está haciendo la oscuridad, al reavivar la desesperanza con la ferocidad de su último aliento, aunque internamente reconoce que ya no tiene chances de trastocar la historia.
Por más que no nos agrade, la transición genera desequilibrios. De ahí que tenga tanto valor el hecho de que permanezcas firme mientras arrecia el temporal de la inconsciencia. Cualquiera podría alumbrar si el contexto fuese apacible. El mérito está en seguir haciéndolo cuando los golpes hieren y la ilusión nos hace suponer que tal vez equivocamos el rumbo.
Han pasado tantas generaciones bajo el dominio de las sombras que muchos sostienen que no existe otra realidad más que la del egoísmo, la violencia y el sufrimiento. Este es un bautismo de fuego. No en vano debiste prepararte durante tanto tiempo. Es ahora donde permaneciendo fiel al fulgor de tu naturaleza, alumbrarás, desde tu corazón, nuevos caminos hacia la verdadera libertad del hombre.
Es necesario que lo tengas bien presente. Vinimos por amor. Acudimos a propagar vibraciones que despierten el recuerdo de vivir en paz y armonía. No desistas. Persistí llevando, con la fuerza invulnerable de tu fe, la claridad de la esperanza. Harán lo imposible por quebrar tus alas, más no podrán. Sos amado y protegido. Confiá.
lunes, 1 de noviembre de 2010
LOUISE HAY - UNA AFIRMACION PARA CADA DIA: NOVIEMBRE
NOVIEMBRE
Bendigo mi maravillosa vida. Con alegría, placer y gratitud acepto todo el bien que me ofrece la vida. Sé que el Universo proveerá a todas mis necesidades, que serán fuente de dicha y gozo. Cada día me inunda de admiración y de acción de gracias.
1 de Noviembre
Agradezco todo el bien, todo lo que con amor se me facilita.
2 de Noviembre
Hoy cuido amorosamente de mi cuerpo, de mi mente y de mis emociones.
3 de Noviembre
Continuamente encuentro nuevas maneras de mirar mi mundo. En todas partes veo belleza.
4 de Noviembre
Bendigo y deseo prosperidad a los demás, que a su vez me bendicen y me desean prosperidad.
5 de Noviembre
Veo venir un mundo de paz y abundancia. Siento la armonía y la unidad entre las naciones, y contribuyo a crearlas.
6 de Noviembre
Hay tiempo y espacio para todo lo que deseo hacer.
7 de Noviembre
Estoy rodeado de personas cariñosas y se me hace fácil expresar mi amor a los demás.
8 de Noviembre
Sé que la vida es maravillosa. En mi futuro sólo veo cosas buenas.
9 de Noviembre
Amo a mi familia y a mi hogar. Ellos me proporcionan sustento, calor y seguridad.
10 de Noviembre
Cuento con que mi vida será buena y dichosa, y lo es
11 de Noviembre
Mis pensamientos de paz crean mi mundo de paz.
12 de Noviembre
Abro mi conciencia a la expansión de la vida. Tengo espacio de sobra para crecer y cambiar.
13 de Noviembre
Doy a la vida exactamente lo que quiero que ella me dé.
14 de Noviembre
A cada pensamiento negativo que me pasa por la cabeza, le digo: <¡Fuera!>.
15 de Noviembre
La vida es para mí como una alegre danza.
16 de Noviembre
Mi cuerpo es ideal para mí en esta vida.
17 de Noviembre
Libero este arraigado hábito de retrasarme. Siempre llego a tiempo a todas partes.
18 de Noviembre
Mi aspecto es fabuloso y me siento fabuloso. ¡Heme aquí dispuesto a recibir todo lo bueno!.
19 de Noviembre
Libero todo concepto e competitividad y comparación. Hago todo lo mejor posible y disfruto siendo yo mismo.
20 de Noviembre
Todo lo que necesito saber en un momento dado se me revela. Mi intuición siempre está a mi favor.
21 de Noviembre
Ahora recibo mi bien de fuentes esperadas e inesperadas.
22 de Noviembre
Lo que quiero, lo pido. Sé que todo lo que necesite estará siempre ahí, esperándome.
23 de Noviembre
Confío en que el Poder que me ha creado me protegerá en todo momento y en toda circunstancia.
24 de Noviembre
Con alegría ayudo siempre que puedo, para aliviar las cargas de los demás.
25 de Noviembre
Me elevo por encima de toda limitación. La Divinidad me inspira y me guía. El amor sana toda la vida.
26 de Noviembre
Soy una persona especial y maravillosa. Cuanto más me amo, más libre de tensiones me siento.
27 de Noviembre
Soy una persona paciente, tolerante y afable.
28 de Noviembre
Con frecuencia expreso gratitud y reconocimiento, y espero cosas que pueda agradecer.
29 de Noviembre
Pido mayor comprensión e inteligencia, que me permitan dar forma a mi mundo y mis experiencias con conocimiento y con amor.
30 de Noviembre
Veo cómo todo lo que me rodea irradia abundancia. Vivo ahora en un amor, una luz y una felicidad sin límites.
Bendigo mi maravillosa vida. Con alegría, placer y gratitud acepto todo el bien que me ofrece la vida. Sé que el Universo proveerá a todas mis necesidades, que serán fuente de dicha y gozo. Cada día me inunda de admiración y de acción de gracias.
1 de Noviembre
Agradezco todo el bien, todo lo que con amor se me facilita.
2 de Noviembre
Hoy cuido amorosamente de mi cuerpo, de mi mente y de mis emociones.
3 de Noviembre
Continuamente encuentro nuevas maneras de mirar mi mundo. En todas partes veo belleza.
4 de Noviembre
Bendigo y deseo prosperidad a los demás, que a su vez me bendicen y me desean prosperidad.
5 de Noviembre
Veo venir un mundo de paz y abundancia. Siento la armonía y la unidad entre las naciones, y contribuyo a crearlas.
6 de Noviembre
Hay tiempo y espacio para todo lo que deseo hacer.
7 de Noviembre
Estoy rodeado de personas cariñosas y se me hace fácil expresar mi amor a los demás.
8 de Noviembre
Sé que la vida es maravillosa. En mi futuro sólo veo cosas buenas.
9 de Noviembre
Amo a mi familia y a mi hogar. Ellos me proporcionan sustento, calor y seguridad.
10 de Noviembre
Cuento con que mi vida será buena y dichosa, y lo es
11 de Noviembre
Mis pensamientos de paz crean mi mundo de paz.
12 de Noviembre
Abro mi conciencia a la expansión de la vida. Tengo espacio de sobra para crecer y cambiar.
13 de Noviembre
Doy a la vida exactamente lo que quiero que ella me dé.
14 de Noviembre
A cada pensamiento negativo que me pasa por la cabeza, le digo: <¡Fuera!>.
15 de Noviembre
La vida es para mí como una alegre danza.
16 de Noviembre
Mi cuerpo es ideal para mí en esta vida.
17 de Noviembre
Libero este arraigado hábito de retrasarme. Siempre llego a tiempo a todas partes.
18 de Noviembre
Mi aspecto es fabuloso y me siento fabuloso. ¡Heme aquí dispuesto a recibir todo lo bueno!.
19 de Noviembre
Libero todo concepto e competitividad y comparación. Hago todo lo mejor posible y disfruto siendo yo mismo.
20 de Noviembre
Todo lo que necesito saber en un momento dado se me revela. Mi intuición siempre está a mi favor.
21 de Noviembre
Ahora recibo mi bien de fuentes esperadas e inesperadas.
22 de Noviembre
Lo que quiero, lo pido. Sé que todo lo que necesite estará siempre ahí, esperándome.
23 de Noviembre
Confío en que el Poder que me ha creado me protegerá en todo momento y en toda circunstancia.
24 de Noviembre
Con alegría ayudo siempre que puedo, para aliviar las cargas de los demás.
25 de Noviembre
Me elevo por encima de toda limitación. La Divinidad me inspira y me guía. El amor sana toda la vida.
26 de Noviembre
Soy una persona especial y maravillosa. Cuanto más me amo, más libre de tensiones me siento.
27 de Noviembre
Soy una persona paciente, tolerante y afable.
28 de Noviembre
Con frecuencia expreso gratitud y reconocimiento, y espero cosas que pueda agradecer.
29 de Noviembre
Pido mayor comprensión e inteligencia, que me permitan dar forma a mi mundo y mis experiencias con conocimiento y con amor.
30 de Noviembre
Veo cómo todo lo que me rodea irradia abundancia. Vivo ahora en un amor, una luz y una felicidad sin límites.
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